Antes de iniciar puedes preguntarte ¿por qué la exposición al sol puede causar daño a los seres humanos y al ambiente, si es la fuente de energía para la vida? ¡Comencemos este viaje! Estamos en 2065 y el planeta Tierra ha llegado a un estado de deterioro que los humanos nunca imaginamos. Los bosques han desaparecido, el plástico domina el paisaje y los gases liberados a la atmósfera con el paso de los años han favorecido el aumento de la temperatura del planeta y la
capa de ozono apenas se mantiene.

La concentración de ozono en la estratosfera es casi nula y esto ha generado condiciones de vida traumáticas para los humanos: las actividades al aire libre ya no son posibles por la intensidad de la radiación, tomar el sol por más de 5 minutos resulta altamente peligroso para la salud.
El Sol es una de millones de estrellas que hacen parte de nuestra galaxia: la Vía Láctea, a su alrededor giran ocho planetas que forman el sistema solar. La Tierra es el tercer planeta más cercano al Sol en este sistema.

En el sol, compuesto principalmente de hidrógeno y helio, se dan procesos de fusión nuclear, que liberan grandes cantidades de energía en fotones o partículas de luz, las cuales van en todas las direcciones. Estas partículas viajan con diversos niveles de energía y llegan al planeta en forma de radiación electromagnética. Esta radiación es filtrada a medida que atraviesa la atmósfera desde sus capas más externas, evitando que la radiación más peligrosa llegue a la superficie del planeta. Solo una pequeña parte de la radiación llega a la superficie terrestre, tal es el caso de la radiación ultravioleta, la luz visible y un poco de la infrarroja.
La longitud de onda se mide en nanómetros (nm), que representa una parte de un metro dividido en mil millones de partes, o un milímetro dividido en un millón de partes. Entendiendo lo que es un nanómetro es importante anotar que el ojo humano alcanza a percibir el espectro de radiación solar que va desde los 400 nm (el extremo violeta visible), hasta los 700 nm (el extremo rojo visible). Esta identificación de los diferentes tipos de radiación en el espectro electromagnético se da por la longitud de onda, según la vibración de cada fotón, que determina su cantidad de energía. La radiación solar provee la energía necesaria para los procesos vitales de la mayoría de los organismos vivos.

El ojo humano percibe parte de esta radiación como el espectro de luz visible o luz solar, que puede descomponerse en un prisma y visualizarse como un arcoíris. Pero existen partes del espectro que no son visibles: el infrarrojo y el ultravioleta.

La radiación UV se caracteriza por un rango amplio en su longitud de onda que va desde los 200 nm a los 400 nm; entre más pequeña sea la longitud de onda, mayor energía lleva, es decir, 200 nm resultan letales para la vida en el planeta.

De acuerdo con la longitud de onda, el espectro UV se clasifica en UV-A (320 nm-400 nm), UV-B (280 nm-320 nm) y UV-C (200 nm-280 nm).

La radiación UV-A no es considerada un riesgo para la vida, porque llega en su totalidad a la superficie terrestre; la radiación UV-B representa riesgo para la vida al alterar ecosistemas y ciclos biológicos y afectar la salud de los seres humanos; sin embargo, la capa de ozono la filtra casi en su totalidad; finalmente, la radiación UV-C, de mayor energía, la filtra en su totalidad la capa de ozono y podría producir la muerte instantánea si lograse atravesar hasta la superficie terrestre. Por ello representa un peligro importante para el equilibrio natural del planeta.
Alberga elementos químicos importantes en los ciclos biológicos como oxígeno, carbono y nitrógeno. Otros gases, en concentraciones menores, componen el 1 % de la atmósfera, pero no por tener una concentración baja, son menos importantes. Estas concentraciones son necesarias para el equilibrio de las dinámicas atmosféricas y el mantenimiento de las condiciones para la vida. Este es el caso del vapor de agua, el dióxido de carbono y el ozono, entre otros. El dióxido de carbono y el vapor de agua son indispensables para los fenómenos climáticos y el mantenimiento de la temperatura del planeta. Por su parte, el ozono es fundamental en la labor de filtrar las radiaciones peligrosas para la vida y se concentra principalmente en la estratosfera, la segunda capa de la atmósfera, en donde conforma la capa de ozono. El 80 % de masa atmosférica se concentra en la troposfera, la capa más cercana a la superficie terrestre en la que se presentan los fenómenos climáticos como el efecto invernadero, lo que permite mantener la temperatura adecuada en el planeta. Ya reconoces lo necesario para valorar la importancia de la atmósfera para la vida en el planeta; Ahora, conozcamos un poco más sobre el ozono. ¡Sigamos nuestro viaje!